- Prepare su presentación pensando A QUIÉN se va a dirigir, QUÉ va a comunicar y CUÁL es su propósito (generalmente, informar y convencer).
- Diga los más importante, LAS CONCLUSIONES, AL PRINCIPIO. Captará la atención y resultará convincente.
- Brevedad (con las menos palabras posibles, como la mujer que perdió a su marido).
- Sencillez es traducir al lenguaje de todo el mundo los asuntos complejos: estructura tubular de doble cuerpo = pantalones
- Claridad: tres mensajes como mucho. Si tuviéramos que anunciar lo de Moisés con las tablas de la ley sería algo así: Hoy el Sr. Moisés ha bajado del Monte Sinaí con las tablas de la Ley. Son 10 Mandamientos, los dos más importantes son…
- El final es muy importante: repita el mensaje principal para terminar.
- Disimule los nervios: no se mueva si está de pie, mantenga las manos a la altura del estómago. Si está sentado manténgase erguido, una mano sobre la otra y mire a quien se dirige. Los mejores artistas están nerviosos.
- Respete el tiempo asignado. Es mejor que la gente se quede con ganas de seguir escuchando cuando acabe, que la gente jure no volver a ponerse delante de usted.
- Utilice el humor, sin querer ser gracioso. Sea afable y diríjase a la gente con el mismo cariño que lo hace con un buen amigo.
- Consulte el manual EL PODER DE LAS PALABRAS DE JESÚS MONROY
Método Monroy de hablar en público
Cualquiera puede hacer una buena presentación en público
Se puede vencer el miedo escénico con un método sencillo de control de los nervios.
Más de 15.000 empresarios, profesionales y políticos en España e Iberoamérica lo han probado con éxito.
Jesús Monroy trabaja con líderes empresariales desde hace 32 años, ahora su método se pone al alcance de:
Los profesionales de las empresas que tienen que vender y motivar,
de pequeños empresarios que deben presentar sus productos,
de jóvenes emprendedores que no tienen hábito de hablar,
para todos aquellos que sienten una barrera insuperable para comunicarse.
Cualquier persona puede hacer una buena presentación. El comunicador no nace sino que se hace. No todos tenemos las mismas aptitudes para hablar, pero todos podemos aspirar a hacerlo eficazmente si ensayamos algunas fórmulas elementales, que nada tienen que ver con la brujería.
Para lograr éxito lo primero es pensar cuál es el objetivo ante la audiencia: informar, motivar, convencer, vender…Busque lo que le interesa a su público. Asegúrese de que lo que cuente responda a las inquietudes y a las necesidades de quien escucha. No hable por hablar, ni cuente aquello de lo que no está convencido, porque no resultará convincente.
Resalte las ventajas, los problemas, las inquietudes, las aspiraciones de quién esté delante de usted (empatía)
Cuente con naturalidad sus aportaciones pensando en los beneficios de quien le escucha (impacto emocional)
Diga lo más importante al principio. Las conclusiones se deben exponer en el primer minuto de charla (método to the point, al grano)
Con brevedad. Con las mínimas palabras posibles debemos ofrecer el mensaje central de lo que queremos contar (técnica de la mujer que pierde a su marido)
No merece la pena ser exhaustivo. La mente humana tiene un límite para asimilar la información que intentamos transmitir en cualquier circunstancia. Cuanto más denso y complejo sea un asunto más dificultad tendremos para conseguir mantener la atención de quienes nos escuchan y que retengan lo que han escuchado. Por tanto, debemos centrar la exposición en dos o tres mensajes centrales y renunciar a otros que podemos tratar en una presentación posterior o en la documentación complementaria.
Cuidado con el power point! Los textos largos aburren. Conozca la técnica de “la frase para el recuerdo”. Deje huella en la audiencia con sencillos recursos (el lapicero, la linterna, el espejo, la mantequilla, la zambomba).
Son poco prácticas las presentaciones sobrecargadas de indicaciones, de precisiones inútiles. No es aconsejable sofocar al público con la abundancia de información. Se corre el riesgo de ser oscuro a fuerza de pretender sacar todo a la luz.
EL MEJOR AUDIOVISUAL ES USTED MISMO. No se imagina la cantidad de recursos que tiene una persona para seducir, para cautivar, para generar credibilidad y confianza… solo con los propios encantos personales. No hace falta ser guapo ni simpático.
La personalidad del presentador es la clave del éxito en cualquier charla, discurso o presentación. La vitalidad y el entusiasmo son los aspectos que más se aprecian. El entusiasmo es muchas veces el rasgo diferenciador con otros oradores
Es necesario ensayar siempre, aunque tenga destreza:
Hay que hacerlo ante alguna persona que ejerza una crítica sincera sobre el contenido y la forma de lo que hemos expuesto. Ponga a prueba sus prácticas y argumentos frente a colegas en quienes confíe, antes de expresarlos frente a otras personas. “No mando nada a la imprenta hasta que no lo haya leído mi cocinera “. (Moliere).
Prepare su presentación con arreglo a un protocolo infalible, como explicaremos en próximos capítulos.